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Asociación Bosques del Futuro Ojos de Agua

Asociación Bosques del Futuro Ojos de Agua

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Un grupo de personas dejaron todo para conservar el bosque. Sin tener mucho han hecho de la conservación una actividad divertida en la que nunca dejan de crear.

¨Es una tontería que habiendo tanta biomasa para ser aprovechada aquí en la selva, sigamos cortando árboles para hacer leña que es usada como carbón¨, nos comentó un poco frustrado William Rodríguez, miembro de la Asociación Bosques del Futuro Ojos de Agua (ABOFOA), mientras nos cocinaba una cena al aire libre con un carbón que la asociación fabrica con los residuos de coco y nos sazonaba la noche con historias sobre sus encuentros con los espíritus que cuidan el bosque. Y así nos fuimos encantando, con sus proyectos terrenales y sus sueños que pueden parecer de otro planeta.

En el año 2003, un grupo de agricultores de Pucacaca, un distrito ubicado a dos horas de Tarapoto en el camino que va hacia Juanjui, decidió lo que para muchos no tenía sentido: conservar los campos para asegurar la calidad del agua y mantener la biodiversidad de sus bosques. La tala indiscriminada estaba destruyendo lo que tenían alrededor y especies que antes abundaban empezaban a verse menos. La caoba, el cedro, el tornillo, el ishpingo, la quinilla y la capirona se volvieron codiciadas por todos y había que frenar esta explotación desmedida de nuestros recursos. Y así empezó este juego, como un acto reflejo.

En Pucacaca nos esperaban seis seres excepcionales: William, Felipe, Tiberio, Joaquín, Arnaldo y Pablo, los miembros más activos de ABOFOA. El encuentro fue como si nos conociéramos de siempre y seguimos nuestra camino hacia la Concesión para Conservación Bosques del Futuro Ojos de Agua, más de dos mil cuatrocientas hectáreas que la asociación pidió al Estado como concesión para “ganarnos la vida dignamente y a proteger nuestros bosques”, nos dijo Felipe.

Después de más de una hora de camino desde Pucacaca, comprendimos que todo el viaje había valido la pena. Llegamos a un verdadero paraíso, un bosque en estado prístino, que conforme nos internábamos cambiaba de color, olor y forma. Un carnaval para los sentidos. Nos instalamos en un espacioso y cómodo tambo construido por ellos mismos con apoyo de instituciones que creyeron en sus sueños. Un sitio idóneo para recibir a investigadores y turistas. Prácticamente estas seis personas son los encargados de vigilar que todo funcione. Mantienen en perfecto estado los treinta kilómetros de trochas que tiene la concesión y además hacen turnos para vigilar que los pobladores vecinos no ingresen a cazar ni a extraer madera. Con todas esas ganas, han logrado reducir en un 99% las actividades ilegales en la zona y salvaguardar un bosque de gran valor para la biodiversidad. Es un grupo humano al cual no le falta ni energía ni ingenio y le sobra compromiso y dedicación. Los seis, en fila india y cada uno más alegre que el otro, nos abrieron trocha a machetazos para mostrarnos con orgullo las bondades que alberga este bosque que tanto aman.

Antes de ir a dormir decidimos caminar un poco atraídos por los inexplicables sonidos que emite la selva. Bastó con caminar algunos metros para toparnos con tarántulas, murciélagos y los más peculiares insectos. Un paraíso para la fotografía nocturna. En las mañanas el sonido de las aves y los monos tocones, te cargan de energía. Salimos en búsqueda de ranitas de colores y los helechos más grandes que hemos visto en nuestras vidas. Nos acompañaron mariposas multicolores y fue imposible mantener nuestra atención en una sola cosa, mientras se van apareciendo millones de señales de vida a nuestro alrededor. Los que pasan por aquí terminan enamorándose. Roy Vail, un norteamericano estudioso de los helechos, ha encontrado aquí un sitio para redimirse. Cada vez que sale de la concesión, se le llenan de lágrimas los ojos y abraza a los guardianes de este bosque como si  fuera su última vez en el lugar. A pesar de ello, Vail siempre regresa.

En Bosques del Futuro Ojos de Agua tan solo quieren sobrevivir sin destruir. Darle más vida a la vida creando carbón en base a los restos del coco, cuidar con sutileza de maquillador todas las trochas y defender el bosque con pasión. Todo esto nos emociona, nos pone la piel de gallina, se nos salen lágrimas de los ojos. Esta es una invitación a hacerlo tú también. A emocionarte con lo sorprendente que puede ser el Perú a cada paso que das.

  • Visítanos

    Desde Tarapoto, se va por la Marginal de la Selva en dirección a Juanjui. En el distrito de Picota, se encuentra el pueblo de Pucacaca. Allí empieza el desvío hacia el bosque Ojos de Agua. El ingreso hacia el bosque se realiza únicamente en compañía de sus guardianes por lo que les pedimos que si están interesados en visitar, se comuniquen con ellos.  Hay transporte público que sale con frecuencia hacia dicha zona. Pueden escribirle a Pablo Escudero a pkkk_abofoa@yahoo.com o llamarlos al 942434877 o al 957628273.

  • Ayúdanos a Conservar

    ABOFOA necesita que más gente vaya a visitarlos y conozcan de su experiencia de conservación, por lo que quienes puedan ayudarlos en la promoción de este mágico lugar como destino de conservación e investigación, serán bienvenidos. También que los ayuden a elaborar perfiles de proyectos que puedan presentar ante posibles donantes. Finalmente, William tiene un proyecto bien armado para la venta de carbón hecho con los restos del coco. Un producto sostenible que podemos comprarles directamente. Si alguien está interesado en ser socio de William en este proyecto, no dude en comunicarse con él.