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[Testimonio] Leyda Rimarachín: cuando los monos vuelven

[Testimonio] Leyda Rimarachín: cuando los monos vuelven

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Hace 25 años era normal verlos desde la puerta de mi casa. Era gracioso cuando se enojaban y tiraban ramas cuando intentábamos acercarnos. Iban saltando por las copas de los árboles y se sentaban a comer quijos, una fruta parecida a la granadilla pero con la cáscara más gruesa. Todo un espectáculo para mi y todas mis hermanas, quienes esperábamos debajo de ellos a que soltaran unas de las frutas para nosotras también comer.

Sin embargo, todo cambió. Los vecinos comenzaron a cortar los árboles y los monos fueron perdiendo su hábitat. Estos hermosos primates se alejaron de nuestra casa y los días no volvieron a ser iguales.

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[Entrevista Inspirando con el ejemplo: Leyda Rimarachín]

Con mi familia nos propusimos ir en contra de lo que mandaba el desarrollo y empezamos a conservar el bosque. Fuimos reforestando, plantando árboles uno por uno, con la esperanza de verlos otra vez algún día como cuando éramos niñas. Pedimos nuestro reconocimiento como Área de Conservación Privada Bosque Berlín y los vecinos nos miraban como si estuviéramos locos. Tener un bosque y no tumbarlo no tiene sentido.

Pero esos sinsentidos de la vida nos dan las más grandes alegrías. Hace unas semanas los vimos otra vez merodeando nuestra casa. Pasaron veinte años para que aparecieran otra vez. No lo podía creer. Todos los días miraba al horizonte esperando que aparecieran. Y ya estaban ahí, como cuando era una niña.

Este momento es impensable y hasta ahora no podemos creer que nuestros sueños y ruegos se volvieron realidad. ¡Eran cinco y un bebé! ¡Cinco y un bebé! ¡En Bosque Berlín! Peñízquenme por favor, que hasta ahora no puedo creerlo.

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[Encontrando una aguja en un pajar: Irene y el mono choro de cola amarilla]

Este camino no fue nada fácil. Mi familia sufrió mucho por ataques de vecinos que se quisieron adueñar de estas tierras, represiones por el conflicto armado de los noventa. Pasamos momentos muy complicados, pero mis padres Ricardo y Carmela nunca dejaron de sonreir y de buscar un mundo mejor para nosotras. Así también fuimos conociendo y trabajando fuerte con personas que se volvieron nuestra familia, como Yeisi Sarmiento que me contagia toda su entrega y pasión por los monos, como todo el equipo de Conservamos por Naturaleza que siempre nos apoyan, como Noga y Sam de NPC, que siempre confían en nosotros. También a las decenas de voluntarios que han llegado en el último año para apoyarnos y a las personas que siguen adoptando árboles que nos permiten seguir con nuestros sueños.

Es por ello, que mi promesa sigue firme. No dejaremos que los monos se vuelvan a ir. Queremos que no se sientan amenazados y que puedan vivir libres, comiendo, saltando y durmiendo, en su propia casa. Así como hacemos nosotros. Ahora los miro atentamente y sigo sin creerlo. Los busco y observo con mis binoculares. Estoy muy emocionada y agradecida. Quiero seguir trabajando por un Perú más natural y justo. Tú también puedes. Emociónate conmigo y atrévete a hacer el cambio que necesitamos.

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Fotos: Leyda Rimarachín