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Reserva Haramba Queros Wachiperi

Reserva Haramba Queros Wachiperi

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“Estamos luchando por conservar nuestra cultura, nuestra lengua, nuestra tierra”, nos dice Fredy Quertehuari Daviquebe, jefe de la Reserva Haramba Queros Wachiperi, la primera Concesión de Conservación en el Perú que es protegida por una comunidad nativa. Esta última está en peligro de desaparecer y ha visto en la conservación una de sus últimas chances de seguir vivos.

La ficha técnica

Personas de Contacto:

Fredy Quertehuari

Teléfonos:

984901526

Correo:

www.queros.net

Clic aquí para enviar correo

Ubicación:

Cusco

Extensión:

6,975.99 ha

Vigencia:

40 años

Hace tan solo quince años había el doble de la población. La llegada de la carretera en el 2002, en lugar de traer beneficios para la Comunidad Nativa Queros Wachiperi, fue el golpe letal para debilitar completamente su cultura. Empezaron a talar el bosque y a llevarse la madera con mayor facilidad, las personas vieron más oportunidades de desarrollo en Pilcopata, el pueblo más cercano, y se fueron yendo. Las familias dejaron de hablar en wachiperi entre ellos y las costumbres se fueron dejando de lado. En la actualidad la comunidad tiene tan solo siete casas. Menos de diez personas hablan wachiperi. Los demás murieron.

 

Cuando Fredy era pequeño iba de árbol en árbol comiéndose toda la fruta que podía hasta quedar empachado. Jugar a los carritos con uno de verdad era un lujo que tenía que reemplazar por un par de troncos y piedras. Los Queros Wachiperi vivían de lo que le daba el campo y no se preocupaban tanto por lo material. Hoy un pantalón de jean o una radio tiene mucho más valor. Cuenta la historia que en los años 40 una epidemia de viruela arrasó con los wachiperi, hasta esa época una comunidad no contactada. Ellos vivían en la cabeceras de los ríos Tono, Guadalupe y Sabaluyo. Tuvieron que salir a buscar ayuda y pocos resistieron. De tres mil que eran, quedaron unos trescientos.

Fredy Quertehuari ha ido cayendo en la conservación de casualidad. Terminó el colegio y una investigadora, Lili Rodríguez, lo invitó a trabajar con ella en sus trabajos con sapos. Él aceptó porque viajaría mucho. Al poco tiempo vio una vacante para trabajar como guardaparque en el Manu y aceptó porque necesitaba algo para vivir. Trabajó diez años en el parque nacional y después de todo ese tiempo, decidió salir del lugar para estar más cerca de su familia. Probó todo tipo de trabajos, construcción, agricultura y ninguno le resultó. Ahora trabaja para la municipalidad de Pilcopata y, de paso, regresó a la conservación. Es el jefe de la concesión de los Queros Wachiperi y es uno de los encargados de hacer que el esfuerzo de toda la comunidad logre concretar su sueño de no ver morir sus costumbres.

Futuro cercano
Si no actúan rápido, todo se desvanecerá.  Los Queros Wachiperi ven a la conservación una forma de generar ingresos. Con esta Concesión para Conservación, otorgada en el 2006, también buscar atraer a los pobladores que se fueron. Que sientan que pueden desarrollarse mejor en su comunidad. A más turistas, más dinero. Eso motivaría a los comuneros a no dejar de lado sus costumbres, a sentirse más orgullosos de su cultura y revalorar su lengua y tradiciones. Para ello, según lo que nos cuenta Fredy, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), tiene un proyecto para ayudarlos a concretar esta idea. Les enseñarán a manejar sus proyectos, para que sepan cómo hacerlos rentables. Fredy dice tener esperanzas, aunque tampoco se confía. Quisiera tener más ayuda. “Necesitamos gente que nos ayude a manejar todo esto como un negocio, que nos enseñen para poder trabajar. Quisiera que esto ayude a que la comunidad crezca en turismo y que volvamos a recuperar nuestra lengua”, dice Fredy.

La pequeña comunidad está comprometida. Sabe que esta podría ser su última oportunidad. La conservación de sus tierras está ayudando a que todos se unan y están interesados en que su lengua no sea una más que pase a la lista de extintas.

  • Visítanos

    Desde la ciudad del Cusco se puede llegar si tomamos un carro que pase por el poblado de Paucartambo y llegue hasta Pilcopata (distrito de Kosñipata). El viaje dura de ocho a nueve horas si se toma un bus público de las siguientes empresas: Gallito de las Rocas. Estos carros salen de la ciudad del Cusco los días lunes, miércoles y viernes, aunque el Gallito también sale los domingos. El pasaje en estos carros cuesta S/. 30.

    Si quieres viajar más cómodo y rápido, entonces puedes tomar un expreso (auto, camioneta o combi) que llega a Pilcopata en cinco o seis horas y el pasaje cuesta entre S/. 380 (auto) y S/. 900 (combi).

  • Ayúdanos a Conservar

    Esta comunidad necesita de toda nuestra ayuda para seguir viviendo. Necesitan todo tipo de ayuda y en especial el ecoturismo. No tienen recursos para empezar en este negocio y requieren de formas novedosas para conseguir dinero. Toda idea suma.

    Necesitan asesoría en el negocio del turismo y alguien que los ayude a armar un plan de negocio.