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Explora: Marcona renace desde sus playas

Explora: Marcona renace desde sus playas

Por: Walter H. Wust / www.walterwust.com

Algo más al sur de Nazca se encuentra Marcona, antiguo pueblo de pescadores que se hiciera famoso por sus yacimientos de hierro en la década de 1950. El desarrollo de la actividad minera convirtió pronto a la pequeña caleta de San Juan en un activo centro industrial y comercial. Llegaron así el muelle, la carretera y la construcción del puerto de San Nicolás… pero la bonanza duró poco. Con la nacionalización de la Marcona Mining Company en 1975 el lugar empezó a decaer. Tanto, que unos años después su población se había reducido a la mitad. Los barrios de casitas pintadas con colores alegres se habían convertido en un pueblo fantasma asolado por los vientos Paracas.

Fueron años duros. Pero, como dicen, no hay mal que dure cien años. Hoy Marcona renace gracias al turismo sostenible. Cuando uno camina por sus calles siente esa sensación de esperanza que se convierte en realidad al ver a los niños rumbo al colegio, mientras caminan junto a la gran escultura de un cóndor, un pingüino y un lobo marino, los ilustres habitantes de estas costas que han empezado a devolver al lugar la fama perdida.

Buena gestión municipal unida al apoyo de la empresa privada parece ser la combinación que ha generado el cambio. Marcona cifra hoy su desarrollo apostando por algo que siempre tuvo a manos llenas, pero que por largo tiempo dejó de ver: una privilegiada naturaleza, generosa diversidad y la hospitalidad de sus habitantes.

Recorrer sus playas implica toparse con elefantes de piedra recortados sobre el azul de un cielo intenso como pocos; velos de novia labrados en lienzos de salitre esculpidos por la fuerza del viento y el mar, o arcos interminables que sirven de acceso a grutas gigantescas desde donde parten incansables bandadas de aves rumbo a las olas.

Un rosario de destinos tan hermoso como accesible espera a los viajeros más exigentes en este paraíso del sur. Amplias playas de arena finísima o arrecifes de aguas cristalinas son, sin duda, el tesoro escondido que Marcona muestra al mundo en estos tiempos donde pasar el día caminando sin cruzarse con otro bañista es, sencillamente, impensable.

Muchas llevan nombres que recuerdan a sus simpáticos residentes o a las formas que la naturaleza ha creado en su accidentada geografía (Los Pingüinos, Los Leones, El Elefante, Lobo Fino, Zargazal, Cerro Colorado, El Arenal); otras hacen referencia a historias que solo los viejos pescadores atesoran en su memoria (Carro Caído, El Hambre, Lombito, Tres Hermanas).

Por si fuera poco, Marcona tiene a la Reserva Nacional San Fernando y a Punta San Juan (parte del sistema de islas y puntas guaneras) como áreas naturales protegidas que complementan de manera perfecta la experiencia en la naturaleza. En ellas, cóndores, guanacos, aves guaneras y la mayor colonia de pingüinos de Humboldt del país esperan a los viajeros naturalistas.

Como cereza del pastel, las aguas de su rico mar han regalado a Marcona los insumos para una gastronomía que empieza a dar que hablar. Los pescadores y marisqueros no se han quedado atrás y, organizados en torno a asociaciones de extractores, protegen y regulan las cuotas de captura para garantizar la sostenibilidad de su despensa marina, que tiene en los erizos, lapas, chanques y pulpos, sus delicatessen más renombradas.

Si todavía no puso a las playas de Marcona en su lista de destinos de playa, piénselo bien. Le aseguramos que no se arrepentirá.

Algunos datos:

Aquí naufragó el Rímac (1855), llevándose consigo 400 vidas. Uno de los sobrevivientes del desastre fue el entonces joven guardamarina Ricardo Palma. Por sus caletas anduvo también el célebre Charles Darwin a bordo del bergantín Beagle.

¿Cómo puedo llegar?

El desvío a Marcona se ubica a la altura del km 488 de la Panamericana Sur. Desde allí son solo 35 km asfaltados para llegar al pueblo. Marcona cuenta con un amplio surtido de hoteles (hasta tres estrellas) y restaurantes especializados en platos a base de pescados y mariscos. Este es también el punto de partida para recorrer un abanico de playas espectaculares que se extiende hacia el sur formando un circuito bien señalizado y muy seguro.

¿Cómo es el clima?

Marcona es ideal para los amantes de climas templados. La temperatura supera los 30°C en verano y se mantiene alrededor de los 24°C en invierno (con picos de hasta 16°C en los meses más fríos). Sus intensos vientos, comunes por las tardes, la convierten en un destino ideal para el kite y el windsurf. Aquí hay buenas olas y excelentes lugares para la pesca y el buceo. Por si faltaba algo, toda la costa es un escenario de lujo para los aficionados a la fotografía.

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