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Amtuset

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“Si no lo cuidamos nosotros, entonces quién lo va a hacer”, nos dice Rolando, mientras pasa la mano por el recién estrenado cartel que anuncia el ingreso a la concesión. Tan nuevo y brillante como su futuro.

La ficha técnica

Ubicación:

Madre de Dios

Extensión:

389,07

Norma:

R.J Nº 055-2006

Ramón y Rolando tienen las cosas bien claras: el bosque amazónico tiene que mantenerse en pie. De nada sirve cazar y talar en forma indiscriminada, esa fórmula pertenece al pasado, cuando la única opción parecía ser acabar con la selva lo más rápido posible y mudarse a otro lugar donde seguir extrayendo sus productos. Hoy, el asunto es conservar, resembrar, traer a los animales de vuelta y con ellos, a los turistas y sus ganas de vivir experiencias inolvidables en la Amazonía. La cosa hoy es sembrar.

Ramón Delucchi y Rolando Suyco son los líderes de una novísima experiencia en las selvas de Tambopata: Amtuset, Asociación de Moradores del Río La Torre para el Uso Sostenible de Ecoturismo del Tambopata. Su concesión para ecoturismo, que abarca 389,7 hectáreas, ha sido finalmente reconocida por el Inrena hace poco más de un año: En la actualidad se encuentran preparando su plan de trabajo anual y concretando el proceso de saneamiento legal para inscribir el área en registros públicos antes de comenzar con la construcción de infraestructura al interior de la concesión.

Amtuset está formada por doce familias de colonos mestizos afincadas en los alrededores de la desembocadura del río La Torre en el Tambopata, a unas tres horas de viaje en canoa aguas arriba de la ciudad de Puerto Maldonado. Ellas han decidido conservar un trozo del bosque donde antes cazaban y talaban para dedicarse al ecoturismo y el turismo vivencial.

La novedad de este proyecto radica en la implementación de mini albergues en las casas de los pobladores del sector involucrados en la iniciativa. El objetivo final es que estos puedan recibir a los turistas y convivir con ellos, que los visitantes acompañen a las familias en sus actividades diarias, como la pesca, el trabajo del campo, la cocina y, por qué no, un buen partido de fútbol contra la comunidad vecina a orillas del escénico río Tambopata. Y eso es más que la final de un mundial.

El autor de esta novedosa propuesta es Ramón Delucchi, un amante de la Amazonía que hace ocho años llegó hasta Madre de Dios para liderar la operación de Inotawa, un simpático albergue a orillas del Tambopata. El tiempo dejó claro que su visión iba más allá del simple negocio turístico. Fue así como, junto con sus vecinos, organizaron una asociación con el objetivo de solicitar un área vecina de la Zona Reservada Tambopata. La finalidad: desarrollar el ecoturismo y conservar un trozo del bosque del río La Torre a través de actividades sostenibles de uso de la tierra.

Hoy, la concesión se prepara para dar una vuelta de tuerca a lo que se viene haciendo en Madre de Dios, al ofrecer al viajero la oportunidad de interactuar con familias de la zona. Turismo vivencial, le llaman los expertos. Si el término no le queda claro, déjeselo a su imaginación: qué le parece levantarse a las seis de la mañana para ir directo a la chacra a cosechar las piñas y papayas para el desayuno; luego, cuando el sol comienza a tostar, enrumbar hacia la cocha a pescar una doncella para el sudado que usted mismo cocinará. Luego de una buena siesta, recorra el bosque en busca de sus fascinantes criaturas y cierre el día disfrutando de un baño en el río bajo el celaje dorado del atardecer.

Una suerte de casa-hospedaje piloto ha sido construida por Rolando Suyco y su esposa María, quien además es una experta artesana, especialista en fabricar collares y cestos con semillas y fibras que recoge del bosque. Su hogar fue remodelado y ampliado para recibir a un grupo de diez voluntarios que durante dos meses convivieron con su familia.

Los planes de la Asociación son implementar las viviendas de todos los socios con servicios básicos para los visitantes y diseñar un cargado itinerario de actividades con la familia hospedera, a la vez que recorre los predios de la concesión. Dentro del terreno concedido, Amtuset tiene planeado construir un centro de interpretación y señalizar algunos senderos que bordeen la quebrada de Carachamayoc, que colinda con la Zona Reservada Tambopata. A través de ella los visitantes podrán internarse en el bosque, donde será posible, con algo de buena suerte, observar mamíferos y, de seguro, decenas de aves. Uno de los planes más ambiciosos de la Asociación es levantar cuatro plataformas a cuarenta metros de altura sobre el bosque para hacer un Canopy Trail y una torre de observación.

Y aunque la lucha es fuerte contra la tala ilegal y la minería que a veces se instala en las playas frente a la concesión, Ramón, Rolando y sus compañeros de La Torre miran con esperanza el futuro.