Muy temprano cientos de loros y guacamayos se pegan a las collpas para relamer el muro. Grandes paredes de barro en medio de la selva son invadidas por estas aves que llenan de color los días en esta parte de la Zona de Amortiguamiento de la Reserva Nacional Tambopata. Los recorridos turísticos cada vez son más requeridos en esta parte de la selva peruana. Y el cuidado del medio ambiente, una necesidad que va de la mano con esta actividad que trae más desarrollo al país.

La Concesión para Conservación, ubicada en el sector de Condenado, lleva como nombre Inversiones Maldonado, el mismo nombre de la empresa que lidera esta iniciativa y que viene trabajando en proyectos turísticos desde hace más de dos décadas. Los días en esta área se estiran hasta relajarte completamente. Una gran diversidad de flora y fauna se mueve sin que uno se percate de ello. Las pequeñas quebradas escondidas entre este gigante bosque de casi quinientos treinta hectáreas son recorridas por el puma, el otorongo, el sajino y el venado rojo, que comparten el hábitat con miles de especies que agradecen, con su presencia, el buen estado de la naturaleza.

Este predio está destinado a muchas actividades. Investigación científica, turismo vivencial, ecoturismo, cultivos orgánicos, deportes de aventura. Siendo uno de los objetivos realizar programas  de investigación y monitoreo de fauna y de las dinámicas del bosque, con la instalación de árboles parcela y parcelas permanentes de muestreo del crecimiento del bosque y la ejecución de censos periódicos. Todo esto parte de un sistema integral dirigido a promover la conservación de la biodiversidad y el desarrollo de gestiones ecológicamente viables en la región de Madre de Dios.

La misa, la castaña y el tornillo son los árboles más altos en este predio cuyo cielo empieza a mutar dependiendo de la hora del día. Azul, rojo, amarillo, celeste. Desde el amanecer hasta la puesta del sol. Lo apacible del lugar, te hace sentir que no hay amenazas ni peligros en este lado de la Zona de Amortiguamiento de la Reserva Nacional Tambopata. Las garzas bajan a tomar agua. Los paujiles cantan. Loros cruzan el río una y otra vez, como jugando a las chapadas. Sin embargo, no todo es el paraíso. Los madereros ilegales entran en el predio en busca de árboles para cortar y vender. Los cazadores furtivos se internan en la selva en busca de sajinos, huanganas e inclusive otorongos. La seguridad de la naturaleza es muy complicada cuando se tiene un terreno tan extenso. Los administradores de Inversiones Maldonado vienen creando planes para tener un mejor control y evitar estas actividades en el área.

Una buena oportunidad para sentarse en una piedra, escuchar el silencia, mirar hacia lo profundo del panorama y sentirse parte de la naturaleza. Una sensación imposible de percibir en cuadrados de fierro y cemento.