Décadas atrás todo lo que había eran quebradas rebosantes de agua y bosques con cientos de años. Los animales de este reino vivían apaciblemente. El oso de anteojos bebía sin temor a ser cazado. El lobito de río se soleaba horas sin asustarse. Los monos nocturnos andinos brincaban entre los árboles lapeándose entre ellos ignorando el sonido de motosierras y escopetas. Cualquiera que vio cómo era este rincón en las alturas del departamento de San Martín hace unos años, se daría cuenta que algo le había pasado a este ecosistema que parecía incorruptible.

Preocupados por la falta de agua y la reducción en la calidad de esta, la Asociación de Productores Agropecuarios La Primavera (APALP), constituída por los residentes del centro poblado La Primavera, se unieron para salvar el hábitat de miles de especies y mejorar la calidad del agua que se estaba perdiendo. Desde 1998 lo empezaron a proteger por iniciativa propia. Sin embargo, fue en el 2009 cuando deciden oficializar sus esfuerzos pidiendo esta área como Concesión para Conservación. La bautizaron como Jardines Angel del Sol en honor a ese colibrí endémico que tanto abunda por el nororiente peruano. Con esto concretado, más planes se vendrían.

El centro poblado La Primavera desde hace muchos años vive del cultivo del café y la crianza de ganado vacuno. Sin embargo, los bosques perdieron vitalidad. La sobreexplotación de la tierra trajo sus consecuencias inmediatas. Los animales empezaron a escapar de la zona, el agua se quedó sin fuerza. El cambio tenía que darse pronto. Dejaron de lado la producción a gran escala y empezaron a producir café orgánico certificado además de iniciar un proyecto de reforestación de las zonas más golpeadas por sus anteriores actividades. Desde ese momento la APALP definió sus objetivos. Asegurar aguas libres de contaminación, proteger la biodiversidad controlando la caza de fauna silvestre y reforzar la educación ambiental. La idea principal es desarrollar más actividades que fortalezcan la conservación de la tierra pero que a su vez la hagan sostenible.

La atracción principal es la gran variedad de especies endémicas que se encuentran en la zona. Los más apreciados son el colibrí ángel del sol real, el vulnerable tirano todi de Johnson, el tororoi rojizo y la tangara de vientre negro. Darse una vuelta por sus montes, meterse un chapuzón en el río y deleitarse con la infinidad de especies que te sorprenden a cada paso, es una experiencia que todos deberían atreverse a vivir. Conocer personas que lo están dando todo por el planeta, un regalo de la vida del que debemos de estar agradecidos.