“Queremos proteger el lado oeste de la Cordillera del Huayhuash y la laguna Jahuacocha. Nos motiva la propia naturaleza”, determina Alfredo Ibarra Bernabé, dirigente de la Comunidad Campesina de Pacllón, ubicada en las entrañas de la Cordillera Blanca. Él es un convencido de que la conservación es una necesidad para garantizar la vida de las futuras generaciones.

Siglos atrás la Cordillera Huayhuash no conocía de calentamiento global ni de contaminación minera. Al borde de los lagos, los nevados estaban vestidos de blanco que reflejaba su pureza. Sin embargo, cada año que pasa la imagen es distinta. Algo se está derritiendo. En medio de este complejo de montañas y nevados, está ubicado Pacllón, una comunidad que con el ejemplo, nos muestra que sí podemos pensar en un futuro natural, en una actualidad que a muchos no les da esperanza.

Alertados del peligro ambiental que significa la minería y el avance de esta, en el 2004, las autoridades locales, los comuneros y la población en general solicitaron al Inrena el reconocimiento de Pacllón como Área de Conservación Privada. Un año después les dieron dicho título de mucha responsabilidad.

Alfredo Ibarra, dirigente de Pacllón, se reafirma en la intención de la comunidad en seguir respetando la naturaleza, sabiendo que los impresionantes paisajes altoandinos y las cuencas hidrográficas dentro del área, favorecen al desarrollo de diversas actividades sostenibles. Es por ello que están enfocados en generar ingresos económicos con el turismo y la artesanía. Sin embargo, ellos consideran que las mineras Palca, Raura y Solitario, por su cercanía, son una amenaza latente para la biodiversidad de la Cordillera de Huayhuash.

En sus alrededores encontramos árboles de matorral, pajonal, oconal, bosques de queñuales, paredones y farellones rocosos, estos últimos el hábitat de especies en peligro de extinción como el cóndor andino. A su vez encontramos las lagunas Solterococha, Jahuacocha, Gochacotanan y Rasac, espejos de agua en donde los nevados se ven reflejados. Con el afán de conservar la tierra, sus pobladores, asociados a ONGs ambientalistas, han decidido no practicar ganadería ni agricultura en zonas con poca agua, “hasta que la Pachamama se recupere”.

A pesar de que el blanco no es el mismo de hace unos años, lo que se ve en Pacllón sigue siendo impresionante. Sin embargo, empecemos a conservar el planeta para que ese blanco no se haga humo.